El transhumanismo y sus implicaciones.

El transhumanismo es un movimiento que busca mejorar la condición humana para alcanzar mejores capacidades, tanto a nivel físico como psicológico. Hoy en día se están comenzando a ver ciertos desarrollos tecnológicos que implicarían el inicio de una era transhumanista.

La humanidad, al estar dando los primeros pasos en este campo, significa un cambio de retórica en todos los aspectos, sobretodo en las capacidades productivas del individuo, el cual podrá mejorar su condición física y psicológica al incorporar dispositivos tecnológicos a su cuerpo.
En el campo de la medicina existen los primeros prototipos de lo que sería el uso de esta tecnología, la cual eventualmente podría trascender más allá del campo científico y podría convertirse en un movimiento socio-cultural donde todas las personas puedan participar libremente. Es decir, cualquier individuo podrá, por acción propia, “mejorarse” a través de implantes que los ayuden a tener algún tipo de ventaja en ciertas áreas.
Aunque muchos no lo interpretan como una condición que podrá afecta nuestra realidad a largo plazo, es muy probable que sin las consideraciones más justas, esto desencadene algún tipo de división político-social en algún futuro cercano luego de comercializar esta clase de productos.
Para entender bien el conflicto que enfrentará la humanidad, hay que analizar las razones por la cual una sociedad se puede romper en dos grandes bandos, poniendo en la mesa ciertos puntos claves:
1. La incapacidad de todos los individuos en “mejorarse” por razones socioeconómicas.
2. La injusticia de poder tener ventajas laborales al estar modificado, por encima de otros individuos que no lo estén.
3. La injusticia de haber individuos con tecnología mucho más avanzada por encima del resto de la sociedad.
Estos tres puntos se podrían resumir en factores económicos, donde la clase media-alta tenga mucho más oportunidades que los pobres. Eso podría ser arreglado con una democratización del proceso transhumanista, donde un estado central garantice la modificación para todos los individuos de forma gratuita, manteniendo un balance en lo que respecta a la división social.
Sin embargo, una democratización y control estatal de estas tecnologías podría ser un problema grave en lo que respecta a la seguridad y libertad individual. Por ejemplo, las personas tendrán que ser sometidas a estas modificaciones en pro a mantener una equidad social en contra de su voluntad como individuos. Además, otorgar el poder del estado en integrar dispositivos tecnológicos a nuestro cuerpo podría fácilmente significar el fin de la privacidad en todos los sentidos, dándole al estado una capacidad de rastreo de todas nuestras acciones como nunca antes lo ha tenido.
Estas condiciones puestas por un transhumanismo democrático convertirían al estado en un ente casi omnipresente: La capacidad que tendrán en la recolección de información (que incluso podría llegar a enlazarse con nuestras memorias y pensamientos si existiesen dispositivos que se integren a la mente humana) tendría el potencial de crear el gobierno más represivos en la historia de la humanidad.
A protesta del transhumanismo democrático, existe el transhumanismo libertario, que como se concebía al comienzo de este escrito, permitirá al ser humano decidir por condiciones personales si desea modificarse o no, conociendo los riesgos de no hacerlo. En este espectro, sería a través del libre mercado la manera en que la sociedad pudiese acceder a estos dispositivos tecnológicos, lo cual podría crear conflictos relacionados a los tres puntos previamente explicados. Otra de las ventajas del segmento más libertario, por encima del democrático, es que los avances tecnológicos en estas áreas serían (teóricamente) mucho más rápidos por las mismas condiciones de competitividad en los mercados, que a diferencia de en un sistema estatal, estarían estancados por no tener incentivos a mejorar sin la aprobación de sus gobernantes.
Una de las razones por la cual el transhumanismo libertario también excusa el uso de los mercados como medio de acceso a la tecnología, es el mismo efecto en la competencia, la cual si es muy demandada y avanza rápidamente al pasar de unas décadas, podrá ser accesible a todos de forma económica. Un ejemplo de esto podría ser la actualidad con los teléfonos móviles, los cuales son más accesibles a comparación de hace solo unas décadas. Esto jugaría un punto a su favor de esta política transhumanista, ya que el factor de división social solo duraría un par de años antes de tener dichas mejoras de forma más accesibles al resto de la sociedad. Sin embargo, el problema de la privacidad seguirá existiendo, pero esta vez a manos de las corporaciones y no del estado, que en caso de existir una economía mixta (un mundo corporativista), permitiría la cooperación de estos dos grandes cuerpos para acceder a los datos de forma indiscriminada.
También falta considerar el anarco-transhumanismo, el cual según los argumentos expuestos hasta el momento, parece el más complicado de aplicar por sus factores utópicos. En el, se prometa el desarrollo al transhumanismo y las nuevas tecnologías sin la existencia del estado y el capital, donde por convicción colectiva, la sociedad se encaminará al futuro sin riesgo al control de datos e información por parte de corporaciones o estados. La única forma lógica donde el anarco-transhumanismo podría aplicarse, sería en una era donde la transición al transhumanismo ya estuviese completada, ya que el ser humano estaría mucho más familiarizado con la tecnología, pudiendo convivir con ella y mejorarla por condición propia. Sin embargo, por razones lógicas, la existencia de los mercados debe ser obligatoria a fin de negociar entre individuos, y la acumulación de capital, por condición anárquica/individualista es imposible frenar.
Encaminandonos por otras ramas alejadas de lo económico y lo político, el transhumanismo también podría representar un cambio de paradigma en el espectro de la identidad humana. Juzgando que esto pueda ser posible en un futuro cercano, el género y la sexualidad serán potencialmente reformados a las capacidades tecnológicas que existirán en esos tiempos. Hoy en día ya existen movimientos que busca reformar todo el espectro del género y la sexualidad, lo cual podría representar el comienzo de una nueva transformación social en que lo entendemos por identidad actualmente.
Conociendo los pros y contras de cada uno de los sistema transhumanistas anteriormente planteados de una forma muy superficial, entendemos que la transición no será fácil. Sin embargo, es importante reconocer el futuro que nos depara, y empezar a analizar el riesgo que existe en cada uno de los espectros ya mencionados, en busqueda al sistema que ofrezca la mayor cantidad de confort a la sociedad.
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